Centrándome solo a la pintura y en representaciones figurativas, fue como empecé a realizar bocetos sobre mis primeros trabajos sobre la trata.

Pero, avanzando en mis procesos artísticos y también al trabajar con otros medios y materiales, me di cuenta que estaba repitiendo el mismo problema que critique en su momento: seguí una linea estética donde el concepto de trata de mujeres quedaba en un segundo plano, repetía imágenes violentas donde me cuestionaban si era la manera correcta de representar este delito.

¿Era la pintura la manera correcta de traducir visualmente el problema?
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